El resplandor ligero del amanecer, los pasos torpes tras la somnolencia, el aroma a café. Me asomo a la ventana, el mundo sigue ahí, vistiendo la mañana de un lunes feo y gris.
Aveces me digo que he de olvidarme de las cosas, que la tristeza se va, pero me es imposible, pues mi temor es sonreír, amar, vivir y continuar...
Resalto mentalmente muchas veces las palabras de mi madre, que me dijo en varias ocasiones, "por qué tanto trabajo si no se compra vida". Dilemas de vida al plantearme la frase, mi vida llena de obligaciones se me escapa entre los dedos... Supongo que así las estaciones van desfilando de forma veloz, dejándome al margen.